domingo, 28 de agosto de 2011

Respirar

Otra noche sin dormir, otra noche pensando en ti, el bus se detuvo y yo solo quería llegar. Llegar y respirar.

Sin darme cuenta ya había amanecido, no era difícil visualizar el reflejo del sol en mi ventana. Y camine y camine, camine kilómetros esperando hallarte. Miraba a todos lados sin saber a donde ir en realidad, intentando encontrarte.

Luego dije ¡STOP!, ¿que haces? el no esta aquí... Recogí mis pasos sobre el riel del tren, dibuje tu nombre entre las nubes, te dije adiós, crucé ese río y dije adelante...

Sentí el viento golpear mi cuerpo, pero mis manos se congelaron al ver tu reflejo. Tu sonreías, y el sol iluminaba tu rostro, eras como un destello... y seguías riendo.
Te observe por varios minutos aun atónita, ¿que hacías allí? me pregunté... Me viste, te prendiste de mis ojos y sonreíste. Corrí hacia a ti siguiendo el sendero pero de pronto te desvaneciste entre lo azul del cielo y un hermoso atardecer.

El tiempo no se detuvo, mi corazón se quedo en silencio y levante los brazos para seguir respirando. Aquí no podía ahogarme.

Los integrantes de SASAR habían llegado, siempre enmascarados y yo seguí mi camino, estar de ese lado no era mi destino. Las ráfagas de viento y mi fiel acompañante no se hicieron esperar, siempre mostrándome el contraste de la vida que decidí llevar.

Hace semanas que no sentía tal emoción, los flash iluminaron la plaza y aceleraron mi corazón, mi alma se llenó de felicidad sin mayor razón, mi mente se descontroló y no podía creer lo que estaba viendo a través del visor.

Se acercaba cada vez mas, levante el rostro buscando reconocerle... pasaban segundos y desaparecía entre el tumulto de gente, esa situación se repitió 7 veces aproximadamente. Nunca antes había sido grabada por tantas cámaras a la vez, me sentí perdida, ida...

De un momento a otro, me sorprendió el "chic" del obturador, había capturado la foto. Por fin sabría quien se escondía detrás de esa mascara que tanto me inquietaba. Era necesario saber quien eras pues cada vez que creía estar cerca de la verdad solo me topaba con un rostro con la cara cortada por la mitad de cabellos rojos, quien en medio de tanta miseria superficial se me acercaba, sonreía y escapaba.

No lo pensé dos veces y utilice el zoom para distinguirte, esta vez no te me ibas a escapar... esa extraña sensación en el pecho me decía que eras tu... ¡Otra vez tu!, aquel que no se acercaba, quien prefería quedarse sentando y mirando de lejos esperando que lo mejor caiga del cielo. Sin embargo, me seguía sonriendo... Tu frente a mi, casi a diez centímetros; cantando, bailando, mirándome y sonriendo.

La noche no se hizo esperar, oscurecía y no podía ver. Empecé a buscarte inútilmente, pues sabia que estabas muy lejos, intente detenerme pero no pude, comenzó a llover, las campanas del reloj dieron las doce y creí verte de nuevo... pero no fue así.

Te vi en todos lados,
pero afortunadamente no eras tu.

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