Que ya no caigan más lagrimas por mi mejilla no significa que te haya olvidado, mucho menos superado
Y es que repetí tantas veces aquella canción
Con la que te solía añorar,
Que aunque tu recuerdo permanece marcado en mi pecho... Ya te empecé a soltar
Como aquella cruz que pesaba tanto que me impedia respirar
Arrastrando la tristeza que dejaste en mi corazón con tu partida y el miedo a volver a amar
Hoy me quedo con tu voz
y aquellos ojos que alumbraron mis días
En tantas mañanas frías