jueves, 12 de noviembre de 2009

Es un àngel de cristal, que la visita cada noche

Eran las cuatro y treinta de la tarde y ella acababa de entrar al quirófano. Ella observó como en una camilla la alejaban de la persona que mas amaba.

Cinco minutos después el cirujano se acercó y le dijo que solo bastaba con cerrar los ojos que todo estaría bien. Y así lo hizo, juntos los párpados y se sumergió en un laberinto que cada vez se hacia mas oscuro. Trato de escapar una y mil veces, pensando que todo era un sueño pero cualquier esfuerzo era inútil.

Luego, sentía que ya no tenía fuerzas para seguir luchando y su cuerpo se desvaneció lentamente. Al despertar, vio como una luz destelló dos veces; ella se puso de pie y a duras penas logro caminar hacia la dirección donde apuntaba la luz.

Mientras avanzaba, el camino se hacia más estrecho, lo raro era que pese a que caminaba descalza no sentía frió. Minutos después cuando parecía que el laberinto llegaba a su fin se dio cuenta que estaba rodeada de espejos.

Asimismo, al verse reflejada en uno de ellos pudo observar pequeñas escenas que marcaron su vida. Después cuando ya no había hacia donde avanzar se topo con una puerta, peor antes de decidir ingresar se topo con el retrato angelical de su amiga Carmen y vio a Moishe su catequista aunque el se desvaneció como un espejismo luego de sugerirle que no había porque temer.

Al instante dio un paso al frente y ya estaba adentro, ella quedo atónita con tanta belleza, todo era muy hermoso, y él era algo celestial, estaba vestido de blanco, sus cabellos eran como cadenas de bronce, sus ojos negros y su piel desprendía un delicioso aroma como a lavanda.

Caminaba sobre la arena del mar, mientras las olas acariciaban sus pies. Su mirada estaba fijada en ella, le sonreía con ternura mientras el sol se reflejaba en su rostro y lentamente se fue acercando.

El frió se torno mas intenso y ella, aunque temblorosa también se acercó hasta quedar frente a él. Al instante él tomo su mano mientras la brisa del mar acariciaba su rostro. Ambos caminaron por la orilla, y minutos después mientras un coro entonaba la canción “Angels” decidieron sentarse sobre la arena.

En ese momento, le confesó que aunque ella no lo crea el siempre está a su lado y abrazándola muy fuerte le prometió que nunca la abandonará que cuando tenga ganas de llorar solo cierre los ojos y él aparecerá.

Finalmente le besó la frente y de pronto ella comenzó a elevarse súbitamente por los aires. Segundos después el ascendió también y puso una rosa blanca entre sus cabellos luego los dos desaparecieron lentamente entre las nubes y lo azul del cielo.

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