jueves, 26 de noviembre de 2009

El chico de mi barrio.

Usa unos zapatos grandes pero un sombrerito chico, unos pantalones inflados como los que usan los payasos; un chaleco estrecho, una peluca lacia de color castaño y cuatro globos que forman parte de su estilo exuberante.

Don Pancho es incansable fundador de la comicidad en el distrito de Ventanilla, durante su juventud sirvió a la marina de guerra. Ahora don Pancho está desempleado, a puertas de cumplir 51 años, y libra una batalla más, esta vez en contra del cáncer. Desde su última recaída del 17 de septiembre, ha perdido 25 kilos de peso.

Durante la entrevista no cesa el buen humor, ríe a cada momento, ya que como todo cómico afirma que el show debe continuar.

1. Don pancho ¿Cómo se inició en el mundo de la comicidad?

De joven serví a la marina, luego quise reengancharme pero la de dinero me lo impidió. Al pasar los meses las deudas nos e hicieron esperar estaba con la soga hasta el cuello y al ver las necesidades que pasaba mi familia se me ocurrió disfrazarme de payaso, y salir a contar chistes por parques y avenidas.

2. ¿Cómo fue la primera experiencia en las calles?

La primera vez me sentí un vagabundo, no sabia a donde ir, por donde empezar, pero yo era un soñador, un duque pero un sin techo, y un idealista aunque un realista, más “siempre sediento de romance y de aventura”, así que me arme de valor y arme la función.

3. ¿Cuánto tiempo trabajo como payasito?

Siempre estuve del lado de los chistes picaros muchas veces hasta algunos rojos, peor lo que ganaba no era suficiente así que tuve que limpiar carros, vender caramelos hasta que me asocie con un compañero y animábamos fiestas infantiles. Así estuve alrededor de veinticinco años aumentando mis ganancias cada vez más.

4. Entonces si las ganancias habían aumentado ¿Por qué dejaste de ser payaso para convertirte en un cómico informal?

Créeme no fue por puro gusto. Lo que paso es que me detectaron cáncer al pulmón, y no me quedo otra más que guardar reposo por unos meses, luego al querer regresar a la animación mi compañero ya había conseguido un reemplazo.

Pero como Dios aprieta pero no ahorca, a mi esposa se le ocurrió que me disfrazara de un modo mas informal por ello decidí inflar dos pares de globos, ponerme la ropa de mi esposa, coger mi antigua peluca y asumí mi personaje creando situaciones graciosas congruentes en las calles o contando chistes, vendiendo caramelos mentolados y rompiendo mas de un corazón jajaja (risas)

5. Eso quiere decir que ¿tu vestimenta es una estrategia de marketing?

Si, ya que mis exuberantes pechos ayudan a conquistar a mas de un pillo que camina a diario por las calles ventanillenses. Y creo q si mi cuerpo no fue tan privilegiado mi carisma bastaría para seguir rompiendo corazones.

6. ¿Cómo es que pese a que tu enfermedad esta tan avanzada, aun sigues luchando?

Tú lo haz dicho, sigo luchando y no me daré por vencido hasta que una pared de tierra me separe de mis seres queridos. Tengo dos hijos por quienes vivo y un hogar por mantener y sacar a flote así que todos ríen a grandes carcajadas al ver del payaso la rutina, y yo también rió con ellos aunque mi alma lleve la procesión por dentro.

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