sábado, 24 de octubre de 2009

Iguales y opuestas a su vez

Eres pequeña, pero no indefensa eso me haz demostrado más de una vez en esas riñas que a veces tenemos.

Ni yo puedo creer que han pasado siete años desde que te tuve en mis brazos por primera vez, esa magia con que te miraba y ese recelo cuando todos te cargaban.

Sabes Susan me es difícil mostrar mis sentimientos hacia a ti ya que el que seas tan engreída o quizás tan irónica al hablar para tu edad es algo que no logro asimilar. Pero sabes, pese a que no te dedique tiempo, como tú deseas para jugar o para conversar eres mi hermanita menor y por ende siempre te he de amar.

Muchas veces pienso en que pasará cuando llegues a tener mi edad, que jilguerillos rondarán tras de ti. Tendrás la misma dureza para apartar el mal como cuando reprochas mi mal carácter y mi falta de tolerancia hacia ti.

Quisiera ser el manto que cubra tu piel, para poderte proteger de este mundo tan cruel, al que toda mujer se tiene que exponer cuando comienza a crecer.

Lamentablemente, no lo puedo hacer, tendrás que crecer y madurar paso a paso como lo estoy haciendo yo.

Lo único que te puedo asegurar es que desde donde este siempre por ti voy a velar, tus sueños cuidaré y rogaré a Dios que seque aquellas lágrimas que un día haz de derramar.

Si tuviera que describirte, me bastaría describirme a mi misma somos tan parecidas y diferentes a la vez. A veces siento que estamos tan cerca y a la vez tan lejos. Tu en tu etapa escolar y tus comics y yo mi época universitaria y mis libros de novela.

Solo espero que las estrellas deletreen mi nombre en cada paso que des, quizá no por ser el mejor ejemplo para ti pero sí, por ser tu hermana mayor.

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