martes, 5 de octubre de 2010

Mi primera vez.

Pudo ser peor.

Domingo 3 octubre, 7:00am. Me moría de sueño pero no tenía otra opción. No pensaba pagar los ciento ochenta soles de multa.

Llegué a las instalaciones del IE. “Villa los Reyes” minutos antes de las 8:00am, el secretario ya había llegado. Se acerco la señorita de la ONPE a pasar lista pero tuvimos que esperar unos treinta minutos para ver si llegaban los miembros que faltaban.

La fila de electores ya estaba formada, eran ocho cuadras de votantes alrededor de la institución educativa, no pudimos hacerlos esperar más y una de las chicas que era suplente tuvo que hacerse cargo de las actividades que le correspondían al tercer miembro que nunca se presentó.

Durante doce largas horas tuvimos que estar sentados, indicando a los electores el modo de sufragio, pues el 90% de ellos votaban por primera vez y no sabían ni como marcar, ni en que ánfora depositar cada una de las cédulas.

A las 4:20pm termino el tiempo que se les concedió a los electores para que pudieran sufragar, enseguida se procedió con el escrutinio, el cual se desarrolló frente a cinco personeros que velaban por los intereses de su partido.

Lo más indignante de este domingo de elecciones, es ver cómo las autoridades correspondientes creen que un miembro de mesa se va sentir satisfecho o con ganas de ir a cumplir con su labor cívico mientras les entreguen como “almuerzo”: una botella pequeña de agua mineral cielo, una galleta coronita, dos galletas de soda y tres caramelos de limón.

¿Ustedes creen que a eso se le puede llamar un “almuerzo” digno?, muchos dirán a “nada”, pero eso es ser conformista, por eso que El Perú esta como esta.

Hasta los personeros que tienen solo la misión de verificar el escrutinio, fueron premiados por sus partidos políticos con un buen desayuno, y un almuerzo digno, que aunque llegó tarde, llegó.

Ser miembro de mesa no es tarea fácil. Primero se pierde tiempo, segundo que muchas peruanos no se dignan a ir a votar hasta ver llegadas las cuatro. Cuando están a punto de cerrar las puertas de los colegios, ahí es cuando se aglomeran, corren, gritan y suplican que no se les imponga la multa respectiva.

Tercero, la gente piensa que uno está a su disposición, sabemos reclamar, criticar pero pocas veces nos ponemos en los zapatos de los demás y actuamos con justicia. Pero reconozcámoslo los peruanos somos así, estamos acostumbrados a hacer las cosas a última hora, esperamos ver que no tenemos más alternativa para decidir que nos conviene.

En esta ocasión, las elecciones 2010 me generaron malestar corporal (hacia demasiado frio), dolor de cabeza (los personeros y miembros de mesa de la mesa adjunta iniciaron una discusión de dos horas) y una infección a la garganta que es producto de esforzar mi voz para cantar cada uno de los votos que tenían que ser verificados por los personeros.

Sinceramente, si me vuelven a convocar para ser miembro de mesa, por más egoísta que sea y así me quede sin un mísero sol… optaré por pagar mi multa.

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