lunes, 25 de marzo de 2013

El precio de ser libre



"Según la Real Academia de la Lengua, PUTA, significa prostituta. Prostituta, según la misma referencia se le dice a una persona que tiene relaciones sexuales por dinero. Sin embargo, en la actualidad no es para lo único que utilizamos esa palabra. ¿Cuántas veces no hemos llamado puta a la ex de un novio o a la nueva novia de nuestro ex? ¿Cuántas de nosotras no le hemos dicho puta a otra mujer por su forma de actuar o vestir? o lo hemos pensado al ver a una mujer ejercer su sexualidad abiertamente. Creo que en su mayoría todas lo hemos hecho, me incluyo. Pero lo hombres utilizan esta palabra de una forma muy diferente.

Cuando los hombres llaman puta a una mujer, normalmente lo hacen cuando alguna chica no aceptó su invitación o propuesta sexual. Cuando invitan a una mujer a salir y esta los rechaza, porque terminó con ellos y ya tiene una nueva relación, porque es coqueta con todos menos con ellos. ¿Y entonces qué significa ser puta?

La sociedad califica y señala con esta palabra a las madres solteras, las amantes, las actrices, las modelos, las solteras, las casadas, las trabajadoras, las estudiantes, las divorciadas, las adolescentes embarazadas, las chicas populares, las coquetas, las que se arreglan mucho, las que se masturban, las rebeldes, las que han sido violadas, las que se conocen, las insumisas, las inteligentes, las autónomas, las que se acuestan con quien quieren sin cobrar, las que cobran; las locas, las que disfrutan, las fiesteras, las que viven solas, las fuertes,  las que se visten como quieren, las que van y vienen a su antojo; las que tienen muchos amigos, las amigas del novio.

Si lo analizamos con atención, no importa qué es lo que haga una mujer, será llamada puta, solo por ser libre, por ser ella misma.

Sé que muchas de ustedes leerán esto y dirán “pero yo no soy puta”, y seguirán viendo esto como la más grande ofensa que puedan hacerles como mujeres. Por eso quiero decirles que significa no ser puta.

No ser puta es, la madre abnegada, la callada, la sumisa, la dependiente, la violentada, la golpeada, la SANTA; la que sabe cocinar, planchar, lavar, tender, la mujer ideal para un hombre machista. La sensible, la delicada, la débil, la dramática, la maternal, la que no dice lo que piensa, que no lee, no investiga, no cuestiona, no se informa; que le gritan en la calle y se queda callada, que no pide ni exige sus derechos, porque calladita se ve más bonita. Las que se casan aunque no quieran porque ya “salieron embarazadas”, las que aguantan todo para que nos las dejen, las que no trabajan, las que esperan al príncipe azul, las que sueñan que él va a cambiar por ellas, las que no salen a divertirse.

Las mujeres en la historia siempre han tenido esta dicotomía, eres buena o eres mala, eres una santa o eres una puta. ¿Por qué no cambiar eso? ¿Por qué no simplemente decir, soy mujer, soy un ser humano y soy libre? No quiero vivir en una sociedad donde sigamos siendo presas de estereotipos o juicios, quiero ser libre de vestir, hacer, hablar, pensar y sentir lo que me da la gana sin que me insulten y violenten. Para mi ser llamada PUTA por ser quien quiero ser, no es un insulto, al contrario, agradezco a quien reconoce mi libertad y mi autonomía.

Cambiemos el valor de las palabras, re-signifiquemos la palabra y re-signifiquemos a las mujeres, cambiemos lo que nos ata y lastima. Somos mujeres libres, ¡putas todas!"

¿Y tú, eres puta?
E. I. V.

"Mi cuerpo me pertenece y no es la fuente de honor de nadie más"

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