domingo, 1 de mayo de 2011

“Apasionada defensora de la verdad”

A lo largo del tiempo, muchos periodistas han sido capaces de ganar popularidad y fama, a través de sus conocimientos y la veracidad plasmada en cada uno de sus escritos.

Tal es el caso de la escritora y periodista italiana, Oriana Fallaci más conocida como “martillo de entrevistados” denominación que se ganó a pulso por sus tácticas de entrevistas desafiantes, su carácter agresivo, directo, escasamente imparcial, vehemente y por su compromiso con su ideología.

Durante sus 60 años de carrera fue testigo de los grandes acontecimientos de la mitad del siglo XX y de su propia muerte. “El martillo de las personalidades mundiales”, quien no aplacaba su temperamento por nada ni nadie según señala la periodista Elena Hevia, fiel combatiente y autoritaria perdió su más grande y difícil batalla; la lucha contra el cáncer que le fue diagnosticado en los años 90.

No obstante, cuando ya estaba muy enferma y se reafirmaba en su condición de atea cristiana recibió la bendición del Papa Benedicto XVI. Fue un contraste difícil de creer, por un lado “La Fallaci” víctima de diversos cánceres, y por el otro la periodista que fue irreverente con todo y todos y que cubrió la guerra separatista de Pakistán como lo que, fundamentalmente, fue el fruto ensangrentado de la mala fe británica a la hora de dejar el continente.

En sus últimos años de vida, “La Fallaci” había atraído la atención internacional especialmente por sus duras críticas al islamismo radical, tras los atentados del 11 Setiembre en EEUU, rompiendo el silencio guardado durante años a través de su artículo “La rabia y el orgullo”. Mientras que sus inicios fueron marcados por la resistencia antifascista y con su experiencia como corresponsal de guerra.

La modestia nunca fue precisamente una virtud de la escritora, quien atribuía su brillantez a su personalismo. En la década de los 70 y 80 comenzó una nueva etapa dejando mucho que hablar debido a sus osadas entrevistas a los diferentes líderes mundiales entre ellos el Secretario de Estado Henry Kissinger, la Primera Ministra de Israel Golda Meir , el Sha de Persia, entre otros.

La italiana siempre destaco por ser fiel a sus convicciones y por tener valores excepcionales. “La Fallaci” no solo era una mujer de carácter, sino que llevaba el periodismo en sus venas. El ser periodista era más que una pasión tan es así que prefirió recibir una condena de cuatro meses de prisión con tal de no revelar sus fuentes informativas en el caso Pier Paolo Pasolini.


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