En el eco de mi alma, un vacío se extiende,
ni el oro ni el brillo lo llenan, lo entienden.
Puse distancia, construí un abismo,
pero ni contigo, ni sin ti hallo el ritmo.
Eres sombra que danza en mi memoria,
un pecado tal vez, un trozo de historia.
Te asocio al pasado que no sé soltar,
y este nudo en el pecho no deja de apretar.
Si el tiempo nos hubiera dado un instante,
un cruce de miradas, un beso vibrante,
quizás no temblaría mi ser en la noche,
ni el alma sentiría este eterno reproche.
Pero aquí estoy, atada a lo incierto,
con un vacío que grita en mi desierto.
¿Eres tú, o soy yo, o somos los dos?
Preguntas sin respuesta, ecos de mi voz.
Y aquí sigo, cansada de esperar,
con el alma desgastada,
mirando el vacío sin dejar de soñar.
Sentada, impaciente, en la misma estación,
esperando que un día sigas al corazón.
¿Será que te atreves a cruzar el umbral?
O seguiré atada a este duelo mortal.
No sé cuánto tiempo podré resistir,
pero aquí permanezco, queriendo sentir.
Ni contigo, ni sin ti... no se que hacer
persistir o desistir...


