martes, 28 de junio de 2011

“La combinación de la danza, el canto y la actuación sobre los escenarios tienen un nombre: Analí Cabrera”

Ahora los ángeles serán privilegiados con tu talento y belleza

Al cielo le faltaba una estrella, capaz de brillar tanto, que aún quedan las estelas de su brillo en la tierra. Existen personas que tienen el alma pura, transparente; personas a las que las dificultades de la vida las hacen fuertes y se van perfeccionando como seres humanos con el pasar de los años.

Personas que son elegidas por Dios para completar su coro de ángeles y para que oren por este mundo que se ha convertido desde hace varios años en una selva de acero y cemento. Analí Cabrera es hoy uno de estos ángeles, quien ya disfruta de un mundo libre de violencia, donde no existe maldad, ni miedo, ni enfermedades.

Analí, recordada como “Chelita” por su reconocido personaje en risas y salsa, una mujer sin máscaras, ni de vistas gordas, solo una mujer trasparente y enamorada es parte ya de esta quinta estación, donde todos somos iguales, pues Dios ya la tiene en su gloria.

Admirada por muchos, querida por todos; guerrera constante ante la batalla más difícil de su vida, “el cáncer” el cual le fue diagnosticado luego de hacerse un chequeo por un persistente dolor de hombro. Una mujer cuya sonrisa permaneció en su rostro hasta el último de sus días ya que las medicinas y las quimioterapias jamás la amilanaron, porque la victoria para ella tenía un delicioso sabor.

“Chelita” encontraba su mayor fortaleza en el cariño de su familia, amigos y su público. Persona muy querida y carismática, destaca por su don de gente, su sencillez, quien hizo del vedetismo una carrera impecable, llevada con honor y dignidad, lejos de los escándalos. Fue ante todo una gran mujer, una distinguida dama y respetable señora.

Ana Luisa Cabrera Villarreal con una vida artística impecable, deportista e impulsadora de los aeróbicos en el Perú, nació en Lima el 21 de junio de 1959. Perteneció al grupo Histrión, donde al lado de Adolfo Chuiman se inició en la actuación y formó parte del elenco del exitoso programa de televisión cómico Risas y Salsa, y de la Gran Revista.

Estaba a punto de cumplir veinte años cuando llego a risas y salsa. Hija mayor de catorce hermanos, joven esbelta, inocente, deseosa de aprender más de su pasión: la actuación. Trabajó junto a Gisella Valcárcel siendo una de las vedettes más deseadas y mejores pagadas, sin embargo, Analí a diferencia de la Valcárcel se pudo desarrollar en la actuación cómica.

En 1982 se estrena la secuencia que marcaria la vida de la muchacha barranquina de piel canela, el sketch llamado “El Jefecito”, protagonizado con Antonio Salim. Una mujer muy sensual, quien a finales de esta década se iba alejando de las tangas, las plumas y las lentejuelas para cambiarlas por las zapatillas y la ropa deportiva.

Con el propósito de promover la vida sana y el deporte, condujo el programa de salud “Pónte en forma con Analí”, fundó su propio gimnasio ubicado en el Distrito de San Miguel y tuvo secuencias en los programas Buenos días, Perú de Panamericana Televisión y Para Todos de Canal A.

La bailarina peruana, quien en marzo del presente año fue reconocida y premiada por su larga y destacada trayectoria por el Ministerio de Trabajo y Promoción del empleo, luchó contra el cáncer de mama durante tres largos y duros años, logrando siempre recuperarse, levantarse y salir nuevamente con fuerza a enfrentar nuevos retos.

Jamás derramo una lagrima delante de su público, siempre combatió la enfermedad con una sonrisa en la cara dejándonos un mensaje y una gran lección: “Hay que luchar con fuerza. No hay que dejarnos abatir por esta enfermedad que detectada a tiempo tiene cura”. Es así que, la actriz solo retrocedía para tomar impulso y llegar más lejos.

La actriz cómica estuvo casada por ocho años con Rodolfo Carrión, quien interpretaba a un secretario “sobón” e inoportuno en “El Jefecito”. Precisamente, en las grabaciones de la citada parodia se habría gestado este romance que ocho años después se terminó. Luego, vivió un romance de doce años con el productor televisivo de Panamerica Televisión Luis Carrizales Stoll y fue pareja el actor Havier Arboleda hasta el día de su fallecimiento.

El mundo del espectáculo Peruano está de luto por la partida de tan querida artista y sus seguidores y admiradores lloran su partida. Su penosa enfermedad empeoró en un momento inesperado, cuando disfrutaba de su romance con Havier Arboleda, actor que conoció cuando se alejo de la televisión y se hizo una dama del teatro peruano.

Cuando la luz de este martes veintiuno empezaba a iluminar la ciudad gris, “Chelita” sosteniendo la mano de Havier Arboleda dio su último suspiro. Analí partió en medio del calor del hogar de la familia de su pareja, coincidentemente en el día de su cumpleaños, dejándonos un legajo de fuerza de trabajo, de perseverancia, de vida, de alegría.

La popular "Chelita" siempre se mostró estoica ante la enfermedad, en diferentes entrevistas mencionó “voy a chancar al cangrejo”, es decir, vencer al cáncer. Cuando se le preguntaba si le tenía miedo a la muerte afirmaba “Creo que es un paso más y hay que estar preparados para ello con el corazón limpio, sin rencores, sin piedras en la espalda que te limiten el vuelo y que vayas en paz, eso es lo interesante”.

“Siempre firmes y adelante. El 80% de la sanación del cáncer de mama o de otras enfermedades depende de uno mismo. Si luchas, no hay enfermedad que se te enfrente, todas se doblegan ante ti”, aseguró en más de una ocasión.

Lamentablemente, sus ganas de vivir no fueron suficientes. Analí finalmente perdió una muy dura batalla, estaba débil, pero el cariño de su público la ayuda a seguir. Sus familiares y amigos preparaban una vigilia por sus 52 años, paradojas de la vida su deceso fue el mismo día en el que celebraba su onomástico.

Sin embargo, “Chelita” estaba muy emocionada porque era su cumpleaños. El lunes por la noche, horas antes de cumplir 52 años y fallecer en su casa del distrito de Surquillo, la actriz le agradeció a sus contactos de Facebook por todo el apoyo que le brindaron en la intensa lucha contra su grave padecimiento.

Asimismo, le pidió a Havier que la grabara para dejarle un mensaje a todas las personas que la apoyaron buscando recordarles lo que siempre menciono ante cámaras: “Dile a tu pareja, a tu madre, a tu familia todos los días que los quieres, porque no sabes cuánto tiempo mas podrás estar junto a ellos”.

Resulta imposible decirle adiós a quien por siempre vivirá en nuestros recuerdos más felices, Analí nos dio muchas alegrías, logró arrancar más de una sonrisa hasta el último de sus días en la tierra y nos deja el más poderoso testimonio de fuerza, y amor a la vida. Hoy debemos celebrar dos veces tu nacimiento, uno en la tierra y otro en el cielo.

Numerosos artistas se apersonaron al domicilio para expresar sus condolencias a los familiares y esposo de la recordada "Chelita". Asimismo, el Jefe de Estado asistió al velorio de la fallecida artista y declaró que "Analí es la novia que cualquiera hubiera querido tener. En sus personajes, sintetizó el alma popular de los peruanos, la dinámica de nuestra vida diaria.”

Por otro lado, el productor de televisión Efraín Aguilar lamentó el fallecimiento de la actriz y aseguró que él fue prácticamente un padre para Analí. Asintió también que “Su deceso va dejar una huella en la farándula y el teatro peruano, porque demostró que se puede llevar con dignidad la carrera de vedette sin caer en los escándalos de este círculo.”

Por su parte, la actriz Irma Mauri señaló que “Analí era un gran profesional una excelente persona que nunca hizo ningún escándalo. Cualquier figura que dice ser de la actualidad ya quisiera poseer la mitad del encanto, belleza natural, versatilidad y constancia de esta mujer insuperable.”

Analí se fue al encuentro del supremo dejando en este mundo un infinito material que ofrece constancia de su notable arte, habiendo sembrado entre nosotros y miles de mujeres semillas de fortaleza, de valentía que emociona. El mejor homenaje que se le pueda tributar es imitar su estado de ánimo a prueba de balas y emprender con mucho optimismo nuestra diaria lucha por sobrevivir y triunfar.

Eduardo Valdivia actor del Teatro Universitario Garcilasino “TAPS” aseguró que "La dulce Chelita con candidez lograba "zafarse" del jefe libidinoso, aquí el jefe mañoso perdía y ganaba la secretaria que vivía de su trabajo. Ella nos demostró cada día su entereza ante el cáncer y continuó viviendo con dignidad hasta su muerte”

Mientras el cáncer lentamente iba mellando su cuerpo perfectamente delineado; en su espíritu iba creciendo unas ganas de vivir indesmayables. La deportista, actriz, vedette y bailarina utilizó siempre las luces y cámaras para apoyar las campañas de prevención contra esta enfermedad.

Su cuerpo fue cremado, y luego sus cenizas esparcidas en la playa Naplo. Hasta el crematorio "Jardines de la Paz" en Lurín llegaron a darle el último adiós multitudes de seguidores, amigos y personajes de la televisión local como: Daysi Ontaneda, Alex Otiniano, Efraín Aguilar, Camucha Negrete, entre otros, quienes vestían prendas de colores blancos y negros, en memoria de la proclamada “última vedette del Perú.”

El recuerdo de “Chelita” permanecerá vivo en los corazones de quienes la conocieron y disfrutaron de su talento. Nuestra estrella ya no, nos empañara los ojos, ni deslumbra con su talento sobre el escenario porque hoy brilla con más fuerza en el firmamento.

“Chelita” Era una mujer que tenía algo de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Analí Cabrera descanse en paz e inmortal serás.

domingo, 12 de junio de 2011

En busca de la quinta estación.

Siete de cada diez niños tienen que descuidar el colegio y dedicarse al comercio ambulatorio de golosinas, cuidar carros, lustrar zapatos o ser artistas ambulantes en autobuses y mercados debido a la falta de solvencia económica en Ventanilla.

La calle es el espacio de trabajo de los más pequeños. Suelen ser niños desde los seis años. Sin embargo la mayor proporción tiene entre 12 y 15 años de edad. El epicentro de la expulsión de niños y niñas a las calles está asociado a carencias socioeconómicas y afectivas que desembocan en violencia y abuso sexual.

El trabajo infantil tiene mucha influencia en el trabajo académico; produce tensiones físicas, sociales o psicológicas inapropiadas ya que muchos llegan tarde o muy cansados y disponen de poco tiempo para realizar sus tareas.

Pese a ello, los niños trabajadores no han desertado de las escuelas porque confiesan que el trabajo les ayuda a pagar la matrícula, los útiles o el uniforme del colegio. Mientras que los que abandonaron el colegio no se han dirigido fundamentalmente al trabajo ya que el ganar solo diez soles diarios o el recibir una propina los orilla a realizar actividades económicas ilícitas tales como el robo, la prostitución o el comercio de drogas.

Al pasar la mayoría de su tiempo en las calles los niños trabajadores se enfrentan a una multitud de problemas. Son más vulnerables frente al asalto sexual y físico por desconocidos, accidentes, la presión de bandas, la tentación de robar, la prostitución, la drogadicción, homicidios y problemas de salud debido a la inhalación de gases tóxicos y polvo.

Sin embargo, ni los padres, ni los niños son conscientes de tales peligros. Las calles no son sólo un centro laboral, sino también un espacio de autoeducación no formal donde aprenden valores y normas de comportamiento

Mientras los obreros tienen una jornada semanal de 45 horas, cinco de cada diez niños no descansan ni un solo día por obtener dinero para la sobrevivencia familiar. Las familias imponen una jornada de trabajo que es en promedio 9 horas diarias, durante seis días a la semana y establecen una cuota de ventas para cada día que trabajan los niños.

Para un gran porcentaje de los menores que trabajan, viven o se desplazan en las calles, tanto los efectivos policiales como los agentes municipales constituyen el principal peligro; ya sea por decomiso, represión o extorsión.

Finalmente, los niños trabajadores tienen vivencias en común; como el sufrimiento, la soledad y la esperanza de un mundo mejor, algo como una quinta estación, ese lugar ideal que existe dentro de cada uno a la espera de un buen momento para brotar.